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La ciudad de Jablonné nad Orlicí se sitúa al pie de las Montañas Orlické, en una ladera por encima del Tichá Orlice, unos 13 Km. al sureste de la ciudad de Žamberk. Es un importante motor económico de la región que presume de una industria desarrollada. Por la ciudad pasa la carretera de 1a clase no 11 que va de Praga a Hradec Králové, Žamberk y hasta Ostrava, al igual que la vía ferroviaria electrificada 024 Ústí nad Orlicí – Letohrad – Hanušovice, con desvío a Polonia en la cercana ciudad de Lichkov. El núcleo histórico de la ciudad es una zona municipal de monumentos. HistoriaJablonné se recuerda por primera vez como pueblo de mercadillos tal vez ya en el año 1093; registros ciertos los hay desde el año 1304. El rey Wenceslao II regaló Jablonné a Záviš de Falkenštejn; en el siglo XIV fue propiedad del monasterio de Zbraslav. Después de las guerras husitas lo ocuparon los Kostka de Postupice; a partir del año 1508 perteneció a los señores de Pernštejn y a los Hrzán de Harasov. En el año 1622 lo adquirió el conde Carlos de Liechtenstein, a cuyos descendientes les pertenecería junto con sus alrededores hasta el año 1918. En el siglo XX surgió una fábrica de muebles, instalaciones eléctricas y una de las primeras fábricas de teléfonos y radios. Monumentos más importantesEntre los monumentos más importantes está la iglesia de San Bartolomé del año 1680 que se levanta por encima de la ciudad. |
En la plaza cuadrada, que es zona de monumentos, hay varias casas del barroco tardío, dos de ellas con paredes de maderos con los característicos hastiales, y una columna de la Virgen María del año 1748. Ningún visitante debería olvidarse de ver la Exposición permanente de la historia de la ciudad – nativo Petr Figulus Jablonský, objetos de granja, de hogar, de la actividad en asociaciones y de la vida de los ciudadanos del siglo XIX y XX. LeyendaCada año en otoño se enviaban carros con la servidumbre a los pueblos a recaudar impuestos en género. Sin embargo, de vez en cuando, se presentaban recaudadores falsos. Por lo tanto, a los recaudadores verdaderos les acompañaba un monje con una muleta. Según dicen, el carro cargado con productos que desprendían buen olor atrajo a un oso. La servidumbre salió huyendo y el oso se subió al carro, pero los caballos empezaron a correr y el oso no pudo bajarse. Tuvo que agarrarse a la muleta para no caerse. Llegó hasta la plaza de Jablonné donde consiguió bajarse con un salto y huyó adonde hoy en día está la iglesia. La gente de Jablonné paró a los caballos desbocados y la nobleza les permitió tener un oso con muleta en el escudo de armas. Fuentes usadas: http://cs.wikipedia.org |
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